FEBRERO 3
LEA: Filipenses 1:9-18
Y esto pido en oración, que vuestro amor abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento. —Filipenses 1:9
En Singapur, las cenas sociales y empresariales durante la temporada del Año Nuevo chino suelen empezar con un plato que incluye ensaladas, aderezos, encurtidos y pescado crudo. Se llama Yu Sheng, un juego de palabras que suena parecido a «año de prosperidad». Por tradición, los que están presentes preparan juntos la ensalada. Mientras lo hacen, se repiten ciertas frases para incentivar la buena suerte.
Nuestras palabras pueden expresar lo que deseamos que suceda en beneficio de otras personas en el año que comienza, pero no pueden garantizar la buena suerte. Lo importante es esto: ¿Qué desea ver Dios en nosotros el próximo año?
En su carta a los filipenses, Pablo expresa que su deseo y oración es que el amor de ellos «abunde aun más y más en ciencia y en todo conocimiento» (1:9). La iglesia había sido un gran baluarte de respaldo para él (v. 7); sin embargo, los instaba a continuar creciendo en el amor hacia los demás. El apóstol no estaba hablando de conocimiento intelectual, sino de conocer al Señor. El amor a los demás comienza con una comunión más íntima con Dios. Conociéndolo a Él más plenamente, podemos discernir entre lo correcto y lo incorrecto.
Ofrecer nuestros mejores deseos a los demás para el próximo año está bien, pero nuestra oración de corazón debería ser que abundemos en amor, para que seamos «llenos de frutos de justicia […], para gloria y alabanza de Dios» (v. 11).
La gente con un corazón para Dios también lo tiene para los demás.
Biblia en un año:
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