FEBRERO 17
LEA: Mateo 3:1-12
… Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado. […]. Haced, pues, frutos dignos de arrepentimiento. —Mateo 3:2, 8
Investigaciones médicas han comprobado que, aunque a las personas a quienes se les han hecho bypass coronarios se les indica que deben modificar su estilo de vida y que, si no lo hacen, pueden morir, aproximadamente el noventa por ciento no cambia. En general, dos años después de la cirugía, los pacientes no han modificado sus hábitos. Parece ser que la mayoría prefiere morir que cambiar.
Así como los médicos predican un mensaje de transformación física para prevenir la muerte, Juan el Bautista vino a comunicar un mensaje espiritual de cambio. «… Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (Mateo 3:2). Estaba preparando el camino para la manifestación final del reino de Dios: Jesús, el Mesías.
Arrepentirse significa cambiar la manera de pensar sobre Dios y la actitud hacia Él, lo que, en definitiva, transforma los actos y las decisiones de una persona. Los que se arrepienten y aceptan la provisión de Cristo para el perdón de los pecados por medio de Su muerte se salvarán de la muerte espiritual (Juan 3:16). El arrepentimiento implica confesar el pecado, con una tristeza piadosa, y después abandonarlo. Juan el Bautista llamaba a la gente a dejar una forma de vivir para adoptar otra que honrara a Dios.
En la actualidad, el Señor sigue invitándonos a arrepentirnos y, después, responder con «frutos dignos de arrepentimiento» (Mateo 3:8).
Arrepentirse significa odiar el pecado hasta el punto de alejarse de él.
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